Limpiar los mejillones es esencial por dos razones principales: la seguridad alimentaria y la calidad del plato. Los mejillones se alimentan por filtración y pueden acumular bacterias e impurezas en sus conchas y en su interior, por lo que una limpieza a fondo previene el riesgo de contaminación. Además, eliminar la suciedad, el biso y las conchas rotas mejora la apariencia y el sabor del plato final.




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