La miel, gracias a su dulce sabor y propiedades, es un ingrediente versátil en la cocina, adecuada tanto para preparaciones dulces como saladas. Se puede utilizar para elaborar salsas, glasear carnes y pescados, aromatizar postres y acompañar quesos. La miel de acacia, por ejemplo, es excelente para endulzar bebidas calientes o untar en pan y galletas, mientras que la miel de castaño, con su sabor más decidido, combina bien con quesos curados y carnes rojas.
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